viernes, 18 de septiembre de 2009

CHICHARRON EN SALSA VERDE....NO! PERO SABE A MEXICO!


Bueno el sabor del tomate verde, los serranitos verdes, cocidos y molidos con ajo fresco y una rama de epazote, no se compara, desde luego a esto que aunque esta logrado porque como ya lo he dicho SABE A MEXICO, nunca será igual, pero cuando se vive tan lejos y los productos son imposibles de conseguir (porque una vez ya experimente con salsa verde en lata, no funcionó, por la acidez de los conservantes) tenemos que utilizar nuestra imaginación y buscar alternativas para poder disfrutar un sabor parecido al que echamos de menos, así que decidí buscar algo parecido a los serranitos frescos o como se dice aquí guindillas picantes y encontré estas que a pesar de su color, hacen una salsa deliciosa, luego como aquí no hay chicharrón como tal, pues utilizo unos que venden en la tienda del logo verde, que pone en la etiqueta "careta de cerdo" y que no son otra cosa que torreznos de la cara del cerdo fritos en su propia grasa, (muy dietético no es eh?), y el epazote pues... si les digo que lo compré por internet me lo creen?, pues si, así fue solo que la página ya no existe, estaba en Barcelona; me lo enviaron deshidratado sin marca en una bowl de unicel, y lo tengo como oro en paño; bueno continuamos … se ponen a cocer 5 tomates y una de éstas guindillas o “chiles güeros” como me apetece llamarles, se licúan con un ajito crudo y un trocito de cebolla, así que después de hacer esa mezcla en la batidora (en México licuadora) se fríe y sazona con un poco de aceite de oliva virgen extra, y cuando cambia de color, es decir que el tomate (jitomate en México) intensifica su color, se agrega agua para hacer la salsa muy flojita y ligera y que cuando echemos los torreznillos y absorban la salsa, no se nos quede seco el guiso, cuando ha sazonado y esta hirviendo a borbotones, echamos los torreznos de careto de cerdo y dejamos que se ablanden hasta que tengan una textura suave y agregamos una ramita de cilantro, aunque como ya he dejado ver antes a mí me gusta echarle unas hojitas secas de epazote cuyo olor me remonta a 40 años atrás cuando mi abuela hacia sus guisos en cazuela de barro, y echaba epazote y la casa se llenaba de ese olor tan característico e inimitable, para mí el olfato es la mejor máquina del tiempo, casi puedo verla con sus vestidos negros siempre con adornitos blancos, siempre, y su pelo recogido en un pequeño chongo (moño, dicen en España) y su frente amplia como la mía, su guiso estrella que era de costillas de cerdo con bolitas de masa, nunca he probado nada igual, ah! y el espinazo de cerdo con “flor de izote”, ya los he intentado hacer y un día los compartiré, aunque la flor de izote la he conseguido de manera no muy legal, porque la hay en los parques madrileños jejeje…
El momento de apagar el fuego es cuando los pequeños chicharroncitos se han esponjado o inflado y se sirven con aguacate y tortillas calentadas en comal o plancha, pero las de bolsa como ya dije se meten primero al micro en bolsa de plástico y luego se ponen sobre una plancha a calentar si se calientan directamente lo que se logra es que se tuesten y no puedan doblarse para comer en taquitos…
Y después, si tenemos una coronita a mano, pues decimos… buen provecho!!